miércoles, 3 de noviembre de 2010

Santiago feliz

Por Cata
Lo que me tenía preocupada para volver a Chile era no adaptarme. Una tonta preocupación, porque no solo me tocó volver a reunirme con mi familia y amigos, sino que fue todo adornado por un Chile enfiestado por el Bicentenario y por un clima que aunque le ha costado, ha sido mayormente primaveral, y pucha que ayuda eso.

Me he encontrado con una ciudad entretenida y no es que antes no pensara que fuera, pero ahora me he obligado a vivirla más.

Por ejemplo un sábado en la mañana fui al nuevo centro cultural GAM, Gabriela Mistral, en el ex Diego Portales. Sin palabras. Quedó todo lo que es de primer mundo. Instalaciones de primer nivel, bonito diseño y promete tener mucha vida cultural. Por ahora se puede visitar con guía de manera gratuita y el tour dura una hora. Un baño de cultura, historia y arte que vale la pena. Además completamos el panorama con un almuerzo ahí mismo, a la vueltam en el entretenido barrio Lastarria que nos demostró que no tiene nada que envidiarle a barrios europeos. Lleno de gente, con una feria libre de antigüedades, restoranes, tiendas y buen ambiente.


Otro panorama que completó mi Santiago feliz, fue el paseo al Parque Bicentenario en bicicleta. Desde la casa de mi amiga Berni en Providencia, recorrimos las cuadras que hay hasta Vitacura. Felices porque los domingos no hay tráfico y Santiago nos regaló un día full primaveral. Llegamos al parque, y muy al estilo que solíamos hacer en el parque El Retiro en Madrid, hicimos un pic nic, con chal y todo. Disfrutamos una tarde de conversación en el pasto, observando a la gente, a los perros, los niños y a los que andaban dejándose ver.

Panoramas urbanos hacen mi Santiago más feliz, ya que de lunes a viernes es un agotador desplazamiento desde los faldeos de la cordillera a Providencia, conviviendo con autos mala onda y a veces con alguna sorpresa desagradable como la araña gigante que decidió que era buena idea vivir un rato al interior del auto y casi me mata del susto y me hace chocar.

Santiago es una ciudad feliz si uno decide conocerla y disfrutarla. Y lo dice una santiaguina que a veces cree que la ciudad no tiene nada para sorprenderla y miren que me he equivocado.

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